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Por :  Felipe Guillén

Bullying en Niños

El fenómeno del acoso escolar, conocido ahora como Bullying, es tan viejo como la misma sociedad, sin embargo solo hasta hace pocos años se ha estudiado y definido como un problema serio al cual se debe prestar atención debido a las graves consecuencias que puede traer a los menores.

Por : Felipe Guillén 

La dimensión del asunto  es realmente gigantesca, pues según un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y la Cultura (UNESCO), realizado entre 2005 y 2009 en 16 países de Latinoamérica, el  51,1% de los estudiantes de sexto grado confirmaron haber sido víctimas de acoso por parte de sus compañeros de colegio. Para un chico acosado no es fácil enfrentar el problema, por eso es importante debatirlo en conjunto para que se sienta apoyado y comprendido por sus padres y profesores con el fin de que aprenda a protegerse y a cuidar de sí. Para lograr esto, es necesario dejar a un lado las críticas y los sermones que puedan hacer sentir culpable al afectado y orientar el trabajo a fortalecer la autoestima para crear un clima en el que pueda existir una comunicación fluida y se refuercen los aspectos emocionales.

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Uno de los programas más exitosos que se han desarrollado para ayudar en la prevención del “bullying”  es el de Marina Parés Soliva, experta en acoso moral, el cual se basa en el respeto a la toma de decisiones del menor para la resolución de su problema, con el compromiso de que no se van a tolerar más agresiones. Los padres y profesores deben estar conscientes que se parte del hecho de que no es un asunto entre dos menores sino un acoso colectivo, ya que de una parte está el grupo de alumnos que agreden y del otro la víctima agredida, que se encuentra sola y atemorizada.

 

 

 

Se debe ubicar muy bien quién es el líder manipulador, ya que generalmente no es él mismo que ejerce la violencia sino el que influye sobre el grupo acosador, lo cual es importante tener claro para que el profesor tenga éxito a la hora de tomar medidas para proteger al afectado.

 

El trabajo debe realizarse siempre con la intervención de los padres, tanto del niño víctima como del niño acosador y de los otros niños violentos,  ya que estos resultan estando tan inmiscuidos en el problema como sus propios hijos y por tanto la solución debe ser conjunta; debe haber una comprensión y compromiso colectivos.

 

Dentro del plantel educativo tiene que trabajarse tanto con los niños protagonistas como con el grupo general de la clase, ya que debe quedar muy claro el mensaje de que no se va a permitir más violencia y cuáles son las medidas que se aplicarán si esto continúa. Respecto al niño víctima, se le tiene que explicar cuáles son los procedimientos adoptados y las medidas de protección, que en ningún caso deben ser por más de tres meses, puesto que son temporales mientras todos corrigen su comportamiento.

Con el menor afectado se debe trabajar para ayudarlo a que acepte su situación  y supere la auto-inculpación, lo cual se obtiene estimulando la valoración de su imagen pública otorgándole algún papel protagónico dentro de la vida escolar. Respecto al grupo de agresores, se debe establecer claramente quién es el que acosa y quiénes los que sirven de cómplices para establecer responsabilidades individuales, que van desde ofrecer disculpas a la víctima hasta acciones específicas de compensación, de acuerdo al daño causado.

Se debe sentar un claro precedente de que las cosas no pueden continuar por el mismo camino y para eso Parés Soliva aconseja que se  rompa la unidad del grupo, lo cual se puede lograr incentivando que sus miembros se interrelacionen con otros  compañeros. El grupo-clase debe considerarse como víctima secundaria del grupo-acosador y por lo tanto para este también se deben encaminar las acciones para que estas actitudes reprochables jamás vuelvan a suceder.

 

Una primera decisión podría estar encaminada a crear grupos anti-bully fomentando un tipo de valores como la solidaridad, el compañerismo, la tolerancia, pero cuidando de no ir al extremo de llegar a la violencia porque podría fomentarse otro caso de bullying. Para lograr un verdadero clima de convivencia en el ambiente escolar se recomienda la  elaboración de trabajos que incluyan en su eje temático aspectos como la ética, el libre desarrollo de la personalidad y el derecho a la autodeterminación.

 

La estrategia siempre debe ir direccionada a promover la inclusión del niño víctima para que todos recuerden qué es lo que nunca más debe volverse  a repetir en la escuela.

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